domingo, 18 de enero de 2009

Pedja Mitjatovic, dimisión.

El mandato Calderón ha llegado a su fin después de dos temporadas y media marcadas deportivamente por dos Ligas y una Supercopa producto del orgullo heróico de unos jugadores que han conseguido fuerza de la crisis institucional, hasta hacerla un arma letal. Ferguson, Mourinho, grandes entrenadores en constante estado de "paranoia ficticia". Objetivo, ser odiado por todos, fomentar la unión y la autoconfianza del grupo. En el Madrid, el mayor enemigo estaba en casa, en un despacho, eran Calderón y Mitjatovic.

En el 2006 Calderón toma posesión en el cargo y nombra al montenegrino director deportivo. Los primeros seis meses son los únicos en los que se puede considerar que el Madrid sigue una línea coherente y ficha según un proyecto. El proyecto Capello. Entrenador de carácter duro, juego resultadista y reforzado con Cannavaro, Emerson, Diarrá y Van Nistelrooy, además de Reyes para cumplir con Robinho la función de "agitador". El pérfil es claro. Jugadores veteranos, alto grado de profesionalidad, de corte defensivo y poderío físico.

Por culpa de la falta de tiempo, la plantilla del Madrid es incompleta, Helguera o Salgado están obligados, uno de los dos, a ser titulares indiscutibles. Roberto Carlos no tiene sustituto, Guti como único creador del juego y ningún delantero centro rápido cuando quieres jugar a la contra. También falta un extremo derecho.

En verano el Madrid no se atreve a vender a Ronaldo en el primer gran error. Quieres imponer la filosofía del trabajo como camino al éxito y te quedas con la antítesis.

El proyecto está destinado al fracaso y sólo dura 6 meses. En diciembre, cambio rádical de planes. Llegan tres jugadores jovenes, de sudamérica, sin vacaciones y con el cartel de salvadores. Los tres tienen calidad, Marcelo aun está por ver, pero son jugadores con proyección, muy verdes para arrancar desde ese momento. Fichajes de Mayo, que deben jugar cedidos una o dos temporadas, sin embargo, llegan, a excepción del lateral, como titulares.

Capello no ayuda. Un día Emerson-Diarra, otro Gago-Guti y un equipo que no sabe a que juega. Ni ataca ni defiende bien y entre tanto Beckham decide firmar por un equipo estadounidense.

Declive del Barça, unión de los jugadores, un Capello que adelanta la presión y una preparación física excelente que delata la calidad "convencional" del italiano. Ayudó no jugar ni Champions ni Copa pero el entrenador blanco sigue una misma línea en la planificación anual del entrenamiento con gran cantidad de volumen en pretemporada y en Diciembre y buscando la intensidad para los meses claves, donde el equipo llega como una moto.
El resultado, una Liga, empatado a puntos con el segundo.

Llega el segundo verano y las cosas parecen más sencillas. Ya eres equipo campeón, sólo tienes que rellenar perfiles y vender veteranos. Jugadores potentes y muy físicos para la parte trasera y jugadores con velocidad arriba. Eso suma con Casillas, Ramos, Cannavaro, Diarra, Robinho y Van Nistelrooy. Dos laterales, un central, un mediocentro ofensivo, un extremo y un delantero suplente además de la venta de Raúl, Emerson, Salgado, Roberto Carlos y Helguera.

El Madrid va por otro camino. Cesa al entrenador, ficha a Pepe por 30 millones en una operación relampago, pero meses antes fichaban a Metzelder para jugar de central, después de una decente temporada en el lateral. Fichan a Heinze y se quedan con Marcelo. Llega Sneijder y no un jugador de toque. Van Nistelrooy sigue sin un sustituto y las bandas son propiedad de Robinho y un jugador lesionado como Robben.

Las cosas funcionan, el Madrid con poco juego, trabaja día a día. Quería toque, pero sigue ganando por músculo y pegada. Fuera en Copa y Champions otro año más, gana con justicia la Liga y vuelve a tener capacidad para ser un equipo referencia si sigue trabajando su proyecto. Tiene juventud y calidad.

Llega el tercer verano, el verano de la incapacidad. La demostración de que la dirección deportiva no está a la altura del Real Madrid. En vez de rellenar perfiles y saber renovar el equipo con un buen lateral izquierdo, fichar extremos y un delantero tipo Llorente, por poner un ejemplo, intercambia a Robinho por Van der Vaart. Un extremo que marca diferencias por un mediocentro que juega en un equipo menor y que viene a ser suplente de Sneijder.

Un equipo campeón con peor plantilla que el año anterior. Todo el mundo pide a un delantero centro, pero no llega... hasta 6 meses después.

Uno a uno, los fichajes son buenos jugadores aunque casi nunca lo que se requiere en el momento.

Un ejemplo, Huntelaar. Corpulento, sin calidad diferencial en el juego de espaldas, buen remate de primeras, carácter competitivo dudoso, su rendimiento baja con Holanda. Un jugador con rendimiento asegurado en un equipo ofensivo, presión arriba y centro y remate. Sin embargo el Madrid es asimetria, entrada por dentro, mal uso de las bandas y contragolpe. Se necesitan jugadores con desborde, velocidad. A falta de juego, jugadores que puedan ganar partidos en jugadas aisladas. El hombre es Zárate, más joven, con más proyección y jugando en una Liga más competitiva.

La conclusión son dos años de volantazos, sin un proyecto, sin un estilo que trabajar, mejorar y perfeccionar. El día a día, quemar etapas a toda velocidad y jugadores quemados y exprimidos que son quienes han salvado hasta que no han podido dar más de sí. Increible que Raúl vaya a conseguir, por segundo año consecutivo, alcanzar la cifra de 20 goles por temporada, increible el rendimiento de Van Nistelrooy desde que fichó. Un equipo que ganó la Liga cuando a falta de pocas jornadas podía estar fuera de Champions, con una plantilla menor, a la altura del Zaragoza y por debajo de la del Valencia y Sevilla.

El nuevo Madrid necesita un cambio y un organigrama de calidad, una línea a seguir y seriedad en el trabajo.

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